Masacre en la ciudad

Cuando nos estábamos acercando a la ciudad comenzamos a ver humo en su dirección. - Hemos llegado en un mal momento por lo que parece, vamos a ver si podemos echar una mano. - " Adiós espada nueva."

Aquello tenia mala pinta... para los vivos, claro...

Ansher: Si, vallamos, haber que podemos sacar.

Perfecto, espada nueva y gratis.

Empezamos a correr, con un poco de suerte podríamos cambiar las tornas ala batalla, aunque eso sería dependiendo del enemigo al que nos enfrentáramos. Según nos íbamos acercando nos dábamos cuenta de que la batalla ya había terminado hacia tiempo.

- ¿Quien a podido hacer algo así? Sería una tarea bastante difícil para los vampiros zombies. - Según pasábamos por la ciudad todo era muerte, nadie había escapado.

No me gustaba lo de robar, pero como en el cementerio, a los muertos no les iba a servir. Entramos en la tienda y yo me dirigí a ver las espadas bastardas y elegí un par de ellas parecidas a la que tuve en un principio al salir de la fortaleza por primera vez y me las colgué a ambos lados del cinto con sus vainas, luego dejé el peso muerto que era la espada sarafan de remplazo.

- Mejor que no rondemos mucho por la ciudad, date prisa. - "Pero si era una armería de primera, debería de tener..." y me puse a buscarlo.

Era lo que necesitaba y encima me quedaba bien de talla. Suerte que Ansher se había ido a la trastienda. Era perfecta, los aros eran pequeños, pero no pesaba mucho y me protegería de cualquier corte que no fuese un ataque directo. una armadura sería demasiado pesada para mi estilo de combate. Me la puse debajo de la chaqueta y por encima de la camisa. Tardaría en acostumbrarme al nuevo peso, pero merecía la pena, siempre quise tener una, una cota de malla.

Cuando vi a Ansher salir de la trastienda me quede de piedra. - Tio, pareces un disfraz de las fiestas. - Lo decía por como se intercalaban las piezas de armadura con la ropa, parecía un laberinto, lo que si me sorprendió fue la espada que llevaba a la espalda. - ¿Y esa espada? - era enorme, desde luego demasiado pesada para manejarla con rapidez.

Me puse la capa por encima de la chaqueta para que no se notara la cota.

- ¿Que pasa? - No sabia si debía asustarme, después de una batalla siempre hay carroñeros y no tienen porque tratarse precisamente de animales. Fui a hechar un vistazo a donde estaba.

- ¿Estas bien? - Si por lo menos una persona hubiera escapado de aquella masacre yo me sentiría feliz, estaba hablando sola, quizás signo de locura, no sería la única. - ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?

- ¡¡¡¡¡YOHANSSS!!!!!!!!! - comencé a llorar, como podía ser tan rastrero de aprovecharse de tanta desgracia. La próxima vez que le viera me las pagaría por todo, es posible que incluso hubiera ayudado a la masacre. - abisamé cuando termines, yo no soy capaz. - Y me fui viendo más muerte a mi alrededor.

- Yohans, vas a pagar. - Y seguí intentando lo del agua.

Oí a Ansher decirme algo y apoyarse en mi espalda, pero no importaba, debía matar a Yohans, algunos muertos se estaban levantando "Que divertido, matar", en vez de seguir pegado a Ansher, me lancé a por ellos con furia "Matar, matar a Yohans.".

Me empecé a reír y seguía matándolos, degollándolos, era divertido, como iba a lo loco ellos también me daban, pero la cota me protegía y el dolor no me molestaba en aquellos momentos, solo debía matar, me enzarcé en una danza asesina de la que seguramente no saldría vivo.

Me rodeador y empezaron a aplastarme entre todos, eso ya me molestaba más, tiré de la cuerda izquierda de mi capa y seis cuchillas aparecieron por la espalda hiriendo a los que se encontraban allí y forzándolos a apartarse, su función principal era protegerme de ataques a órganos vitales y también servía en el caso de que me ataran o algo parecido, para escapar. Los de detrás ya se habían apartado y los de delante estaban perdiendo partes de su cuerpo, por lo visto estas espadas eran muy buenas pero yo solo pensaba en una cosa "Matar a Yohans".

llegamos a la entrada de la ciudad y yo estaba lleno de cortes y arañazos y tenía un par de heridas importantes, delante de mi no quedaba nada que matar y detrás estaba Ansher "Él es un amigo" recordé y baje las espadas, estaba muy cansado, pero tenía algo que me daba energía. - Yohans. - Suponía que entendería mis intenciones.

Seguí caminando, iría a ¿donde?, daba igual, solo tenía que encontrar a Yohans.

Ansher había dejado de seguirme, pero eso era un mal menor, solo estorbaría. La rabia me proporcionaba energía, pero la lucha y la perdida de sangre me iban dejando cada vez más débil y pronto tuve que andar apoyado en las espadas, no era mi estilo, pero contra tantos enemigos eran eficaces.

Tuve que detenerme apenas un kilómetro más adelante, me apoyé en un árbol del camino y por primera vez examiné mis heridas. Tenia tres cortes profundos, dos en el brazo izquierdo y uno en la pierna derecha, lo demás eran cortes sin importancia y la cota me había protegido la zona central del cuerpo y solo tenía moratones, decidí limpiar y vendarme los tres cortes profundos. Cuando terminé apenas me quedaban fuerzas, pero debía protegerme, me lancé el hechizo que me despertaba si alguien se aproximaba a 5 metros de distancia y me dormí para recuperar las heridas. "yohans" fue mi último pensamiento.