Cansado de no conseguir nada

Ya recargado por las almas de la ciudad del averno e incluso saciando finalmente a mi amo, cosa que no quería pero que necesitaba, que era mi destino, abrí de golpe las puestas de la Catedral.

Ese lugar me llamaba, desde mi nuevo cambio sabía que allí encontraría mi destino sin saber muy bien el porqué. Una vez dentro no hallé nada fuera de lo común... Nada...

La ira se encontró con mi ser de nuevo. Fui al altar, brillantes figuras que habían dejado los humanos a un dios que seguramente no existía, me miraban con desdén. Las cogí y destruí contra el suelo.

- malditos humanos - exclamé.

"Lightning:... no te lleves toda la carga tu solo... al pareser tienes amigos.." ¿porqué recordaba ahora aquellas palabras? Todo era mentira. observé las prendas de Allen, las cuales sobresalían entre las otras como pañuelos ondeando cerca de mi piel. La mancha negra del fuego aún estaba presente.

- todo... Mentiras... -

Los recuerdos me asaltaron de nuevo, como en el cementerio, una larga agonía de cuando era un pobre niño, un miserable humano que nada merecía...

Mi padre me repudiaba, cada mirada suya era como una apuñalada en mi corazón... Pero las palizas eran peores. Con mi nacimiento mi madre murió y desde entonces no fui perdonado, perseguido por los humanos como un demonio, solo porque el día de mi nacimiento unos hylden asolaron el pueblo y mi familia sobrevivió, excepto mi madre.
Por casi me mataban con todas aquellas palizas que pensaba no merecerme... Apuñaladas... Arañazos... Sobreviví a todo; claramente era una maldición...

Caminé por la catedral un tanto ensimismado.

Habían dado caza a todos los miembros de mi familia pero mi padre, como mercenario que era, nunca permitió que tener a un hijo proclamado como "el heredero de los hylden" le supusiera ningún mal.
Cada día cobraba la muerte de mi madre, cuando él vivía solo encontraba reposo fuera de casa, lejos, solo. Finalmente encontré un alma gemela, otro muchacho como yo que se apiadó de mí, al igual que su familia. Eramos casi hermanos...

Un día se interpuso entre mi padre y yo mientras me propinaba una brutal paliza por ser lo que era, por haber nacido. Aquel bastardo le hirió y lo cobró con la muerte cuando se enteró mi nueva familia. Ellos me adoptaron en su seno, me sentía uno más de la familia y consiguieron acallar a aquellos que me daban por una maldición...

Y volvieron los Hylden.

Me arrebataron a mi mejor amigo y destruyeron aquello de lo que había encontrado consuelo después de tanto como había sufrido... Volvieron las habladurías sobre mi persona
Van Yohans Nisthath el maldito... Aquel que atraía a los Hylden y traía desgracias...

Cogí un banco de madera que se encontraba en mi camino y lo estallé contra una columna ¿por que volvía a recordar aquello?, fue hace mucho y pensé que se habían borrado de mi memoria al convertirme en vampiro... Al parecer... No era así...

- Ahora....Ahora comprendes lo que es perderlo todo, perder a alguien tan importante en tu vida como un hermano...Esto, lo sentí yo con Flandre, y lo que sentí, después de la guerra...Sola, sin saber que hacer, sin un objetivo en la vida... -

- Zalafia... - golpeé una de las columnas de piedra al recordar sus palabras de cuando le devolví el corazón de su hermano - creemé... Mejor que nadie... - y seguía en pié una de las preguntas que aún no se me habían respondido: ¿de verdad la había vuelto a ver?

Los Hylden no fueron lo único que encontramos en aquellos años....

Oculto como estaba en la casa derruida de mi nueva familia y sus cadáveres en descomposición me hallaron unos vampiros al cabo de unos cuantos días. En el estado en el que estaba pensé que no me prestarían mucha atención pero uno de ellos me cogió y me llevaron a la silenciosa...

Allí caí en agonía día tras día encerrado en una estrecha jaula hasta que decidieron que era su última opción para disfrutar de la agonía de algún ser...

Sonreí, no se esperaron que me convirtiese en uno de ellos... Después de haber sobrevivido a sus mordeduras me transformé, aunque para mal pensé en aquel momento. Pero me aceptaron como uno de ellos y fui feliz de nuevo...

Los Hylden de nuevo... Estaba convencido de que mi maldición era cierta. Al poco llegó la maldición de los Hylden y la sed de sangre nos llevó a matarnos entre nosotros, ya no eramos una hermandad...

Decidí hacer frente al porqué de mi nacimiento pero llegué un poco tarde al dejar como vencedores a los Vampiros alados... No podía soportar que ellos se hubiesen encargado de mi condena, no. Cargué contra los alados, el antiguo circulo de los nueve, el que hubo antes de los suicidios... La inmortalidad no le hacían bien a nadie... Excepto a mi...

No había encontrado nada en claro en aquella farsa de catedral ¿recuerdos?, ¿era eso lo que me esperaba?

- no... - me paré en el centro de la cúpula - no quiero... Recordar más... -

- ¿qui... quien? - me giré y observé a la criatura que me había sorprendido. Una hermosa mujer de pelo largo que parecía flotar sobre el suelo... Mi sorpresa fue el parecido que teníamos, semidemoníacos... Algo indescriptible para cualquier humano

- Nosgoth entero debe admirarte... ¿quien eres? - ¿sería parte de mi destino?, ¿era ella quien aguardaba en mi camino?

- soy un segador de almas... Aunque mi naturaleza se sale un poco de ese plano... - agaché la cabeza - creo que tirarme al abismo no fue buena idea... -

Sabía que iba a sonar raro pero... Debía preguntarselo, tal vez por eso volvieron mis recuerdos...

- yo... vengo aquí buscando respuestas... Algo dentro me guía en este infierno... Esta catedral me ha hecho recordar cosas... ¿tienes algo que ver...? -

La mujer siguió bagando sin tan siquiera mirarme. No sentía ni la menor curiosidad en mí... Aunque, si no lo tuviera, creo que podría haber desaparecido tan rápido como había aparecido.

Era bastante hermosa a mis ojos y dí gracias a que mi pelo me cubriese la cara ya que no podía dejar de mirarla...
Se giró una vez y desvié la vista pensando que me había descubierto. Nada, siguió con lo suyo, suspiré

Creo que intentó poner en duda mi paciencia, pero yo seguí en el centro mismo de la catedral, ansiando respuestas que ni sabía si ella tenía...

Volvieron los recuerdos... Mi hermano... Los Hylden me lo arrebataron...

?¿: ¿volvieron a perseguirte?

Estaba temblando, había estado corriendo demasiado pero no me gustaba que mi mejor amigo supiera que me encontraba mal por unos bastardos...

Yohans: que va solo me estaba entrenando intenté sonreirle

?¿: No me mientas Nisthath de las narices se enfadó

Yohans: Schiffer...

?¿: sabes que padre les detendría, ¿porque no se lo dices?

Yohans: Porque... Es cierto lo que dicen... Estoy maldito...

?¿: No es tu culpa que los monstruos viniesen...

Me acurruqué lejos de él, pero se acercó y me dio una colleja con ganas

?¿: arriba ese animo, déjate de tonderías

Yohans: Pero... Schiffer...

?¿: no estás maldito, somos felices contigo en casa...

Me levanté medio llorando

Yohans: ¡¡Es mentira, vendrán a por vosotros, todo el mundo lo dice!!

?¿: Me da igual lo que diga la gente, no nos ha pasado nada desde que te mudaste a nuestra casa... Eso de por sí me basta

- Malditos recuerdos... Malditos Hylden... - miré a la mujer, la cual estaba de espaldas a mí, estaba tan metido en mi mente que no reparé en mis palabras.

- demonios... - me puse en guardia, invocando las lanzas, los demonios no eran nada fáciles, lo sabía de antemano.

Atacaron con saña y en grupo, embistiendo con ansia... Esquivé los golpes, seguía un poco distraido. ¿por qué tal condena?, ¿que tenía yo que ver con los Hylden...? A esa última pregunta ya le había intentado hallar respuesta hace mucho...

Mandé a las almas a apresar a los demonios, cortándoles sus miembros y desapareciendo. De los caídos tomé sus almas, no dejaba de esquivar y atacar. Justo cuando creía haber acabado con todos ellos, aparecieron unos extraños rayos parecidos a cuando me quedaba sin energías, surcando el espacio de arriba a abajo.

Unos demonios con extrañas pinzas eléctricas vinieron en mi busca.

- ¡¡maldita seas mujer!! ¿acaso merezco esta condena?, ¿que sabes tu...?- exclamé protegiéndome con los hilos de oscuridad de una de sus tenazas, el control sobre las almas que tenía desapareció con el contacto de su electricidad.

Salté para que no me diesen. Les lancé unas cuantas lanzas pero nada, desaparecieron de igual manera.

- entiendo... dije utilizando las garras sobre aquellos demonios - debes de ser la guardiana de la dimensión... ¡¡que te he hecho yo dime!!,¡¡ni siquiera yo se que tengo que ver con los Hylden ¡¡no lo elegí!!

Agarré las tenazas de una de las criaturas y otro demonio escupió fuego contra mí, agradecí que el Sarafan me echase aquel mejunje ignífugo, que me protegió contra aquellas quemaduras. El demonio eléctrico se convirtió en cenizas. Me alimenté de su alma.

rodé por el suelo y me encaré al demonio, mientras otro de los eléctricos me atacaba por la espalda. Salté al escupe fuegos y el eléctrico le dio una descarga. Yo caí sobre él y le desquebrajé el cráneo con mis garras.

- Ni siquiera los guardianes tenéis idea... ¿por qué estoy maldito? - el demonio que se llevó la descarga intentó quemarme de nuevo. Me tragué su ataque sabiendo que no me quemaría y el dorado de mis ojos se volvieron del color de las llamas

- copiado... - almacené a las almas en mis manos y se las lancé con ansia una tras otra sobre cada ser que me atacase. Hasta que la acumulación que tenía se agotó.

Otros dos demonios eléctricos aparecieron, seguidos por otros demonios que nunca había visto, aunque parecían mas ágiles y fuertes.

Los nuevos demonios me atacaron por delante de los eléctricos. Pensé que iban a escupir fuego, pero me equivoqué. Lanzó veneno por la boca. Me hirió y le clavé las garras en el pecho para devorar su alma, gracias a ello me pude regenerar.

- como podeis hacerme esto guardianes... - me deshice de los demás demonios con bastante esfuerzo...

Parecía que todo había terminado... Por fin...

- ¡¡¡No tengo la culpa de estar maldito!!! -

Eso me sorprendió sobremanera, los guardianes me conocían... Claro, debí haberlo supuesto

- yo... - No supe que decir en mi defensa - se que antes ansiaba la destrucción de los pilares... Os pido perdón... Ya no busco el Caos en Nosgoth, al contrario. Me siento partidario a mantener el equilibrio, aunque sea entre las almas... Como segador que soy... Solo busco saber ¿por qué me ocurrió todo aquello?, en verdad he creído que estaba maldito por los Hylden... -

- espera... ¿ya está?, ¿mi destino me ha traido aquí para recordar a Schiffer y obtener más interrogantes? -

Estaba indignado...

- ¡¡el salvador de Nosgoth puede irse al infierno!! - le espeté